Doce años de esclavitud



Título: 12 años de esclavitud
Título original: 12 years a slave
Director: Steve McQueen
País: USA
Actores: Chiwetel Ejiofor, Michael Fassbender, Benedict Cumberbatch, Paul Dano, Paul Giamatti, Lupita Nyong’o, Sarah Paulson, Brad Pitt, Alfre Woodard, Michael K. Williams, Garret Dillahunt, Quvenzhané Wallis, Scoot McNairy, Taran Killam, Bryan Batt, Dwight Henry
Año: 2013
Duración: 133'
Critico Colaborador: Mary




Valoración




"El trágico camino de Solomon hacia la libertad,…y el camino de Steve hacia el Oscar"



El séptimo arte ha plasmado en el último año la esclavitud en Estados Unidos. Tarantino empezó a finales de 2012 con su Django Desencadenado, y a ella le siguió Spielberg con Lincoln. Steve McQueen es el último en subirse al carro, y dirige esta película basada en una obra homónima. 

 
Y para ello cuenta con un reparto que está de diez –hasta Brad Pitt en sus dos únicas escenas-. El primero su protagonista, Chiwetel Ejiofor. Sí, su nombre es raro, pero es mejor ir familiarizándose con él porque es una apuesta segura a los Oscar. Él es Solomon, un músico negro que fue secuestrado y vivió más de una década privado de libertad, limitado a vivir como esclavo en el sur de su país, pasando por varios amos. Junto a él, otros dos actores que merecen pasearse por la alfombra roja la gran noche del cine: El primero es Michael Fassbender, que una vez más que se une a un proyecto de McQueen, y una vez está sobresaliente, ahora como tirano. La otra interpretación insuperable y desgarradora es la de la debutante Lupita Nyong’o, que literalmente se deja la piel en su rol. Ambos, él como Edwin Epps, el despiadado amo de una plantación de algodón, y ella como la desgraciada Patsey crean junto a Ejiofor una de las escenas más cruentas que hacía tiempo que no se veía en el celuloide


No, McQueen no es de los de quedarse cortos; ahora que muestra la cara más amarga de ese episodio de la historia de Estados Unidos, lo hace extasiando al espectador, fabricando de nuevo una historia impactante en la que el cineasta le ha puesto más pasión en cada descorazonado plano.


Y como los buenos realizadores, no se olvida de la actuación; mantiene una dirección de actores de diez, gracias a Benedict Cumberbatch, Sarah Paulson, Paul Giamatti, Paul Dano y Pitt, uno de los productores de la cinta.
Con otras dos películas a sus espaldas, el director sabe hacer únicas las sensaciones de estar prisionero de algo, bien sea en una cárcel y haciendo huelga de hambre (Hunger), teniendo una adicción al sexo (Shame), o viviendo la condición de esclavo como en el presente título.



Aquí vuelve a hacer uso de la crudeza para plasmar su historia, sin miramiento ni compasión alguna, eso se lo deja al espectador. La cámara en mano y los planos secuencia hacen que el público sea testigo del horror y la desolación que presenta de la forma más franca, mejor que muchos compañeros de profesión más veteranos.
Este es su relato más épico de McQueen en el que ofrece una visualización del horror y la tortura a base de latigazos y largas jornadas bajo un sol de justicia, que le encumbran como artista y le encaminan a las quinielas del Oscar.

Esta superproducción trae un tema más que trillado en Hollywood. Pero los estilos cambian: Fleming, Cukor y Wood otorgaron excesiva serenidad a la mansión de Tara. McQueen opta por perturbar, inquietar y sobre todo, plasmar las ganas de luchar.



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