Following


Director: Christopher Nolan

País: Reino Unido

Actores: Jeremy Theobald, Alex Haw, Lucy Russell, John Nolan, Jennifer Angel

Año: 1998

Duración: 70’

Crítica: Harkness


Nota: esta crítica fue ideada para aprovechar el tirón del estreno de TDKR. Sin embargo, al ser su autor un vago de las narices, se publica ahora.
Todo el mundo habla de Christopher Nolan, uno de los cineastas actuales que más atención recibe por parte de los aficcionados al cine, y más aún con el reciente estreno de The dark knight rises, la última parte de su trilogía sobre Batman. La unión entre el inglés y el superhéroe de Gotham ha resultado de lo más fructífera, pues seguidores de uno y de otro han dado como resultado todo un fenómeno fan, como pocas veces se ha visto en los últimos años. Años marcados, tal vez, por una mediocridad generalizada en el cine comercial, más preocupado que nunca por hacer caja y por minimizar riesgos, con la consecuente retahíla interminable de remakes, secuelas y adaptaciones.

Ante tal panorama, un nombre como el de Nolan suena a soplo de aire fresco. Director caracterizado en algunas de sus propuestas por sus innovaciones en la narrativa y por la psicología de sus personajes, muchos ven en él un gran talento y lo consideran una promesa. Otros en cambio no son tan benevolentes, acusándole de pretencioso, de sosainas y de que su cine no es tan complejo como aparenta, poniendo como ejemplo su tendencia a las explicaciones continuas al espectador en lugar de que éste llegue a sus propias conclusiones, o su torpeza con las secuencias de acción (aunque bueno… en éste caso hay otros que son especialistas, tampoco tienen ni zorra y además se enorgullecen. No miro a nadie, MICHAEL BAY).

Así pues, como de Batmans, Insomnios y Prestigios se ha hablado hasta la saciedad, vamos a comentar algo sobre la que es su película más desconocida, Following. Si bien Memento fue la que le dio a conocer, Following fue su debut y en ella encontramos ya (aunque sin pulir) todos los rasgos que le caracterizan.

Es una película independiente, de bajo presupuesto, con actores desconocidos y rodada los fines de semana. Nolan también se encarga del guión y de la fotografía. Cuenta la historia de un escritor (Jeremy Theobald) en sequía creativa, que para inspirarse adquiere la costumbre de seguir a desconocidos por la calle, una manera de aproximarse a ellos e imaginarse cómo será su vida. Sin embargo un día es descubierto por un tal Cobb (Alex Haw), un ladrón que se dedica a entrar en las casas de la gente cuando no hay nadie. Poco a poco va conociendo a otros personajes, como una misteriosa rubia, y lo que parecía un hobby de lo más inofensivo se convierte en un descenso cada vez más peligroso a un mundo donde nada es lo que parece.




Estamos ante un thriller que puede considerarse un ensayo de Memento, no sólo porque el argumento es parecido (protagonista inocente, un poco alter-ego del espectador, que se mete donde no debe y es engañado continuamente), sino porque supone un experimento narrativo donde Nolan juega con el montaje, desordenando la historia y avanzando continuamente adelante y atrás en el tiempo. A lo largo de la historia vamos encontrando pequeñas pistas, objetos y acciones cuyo significado no alcanzamos a entender, pero que cobran sentido al final como las piezas de un rompecabezas.


La idea de partida es de lo más sugestiva, como podemos ver. Para el protagonista, la intrusión en la intimidad de otras personas le permite conocer más sobre ellas, y el alterarlas sin ser descubierto le da una sensación de poder. El resto de la película es una intriga criminal no tan original, que deriva en una turbia tela de araña y termina con un final impactante. Lástima que Nolan no desarrolle lo del principio y en cambio opte por epatar al espectador, sin más, dependiendo en exceso del giro final y aumentando progresivamente la confusión. La narrativa fragmentada parece querer tapar esas carencias, en última instancia la manipulación constante del protagonista equivale a la manipulación del espectador a través de ésta particular manera de contar los hechos, así que no la veo una elección del todo gratuita.

Nolan saca oro del bajo presupuesto, cuenta su historia con concisión y sin irse por las ramas a lo largo de unos ajustados 70 minutos. También saca partido de los actores amateurs, el protagonista parece alelado, pero no podría pegar mejor con el personaje, y el tal Alex Haw compone un villano genial, retorcido y con un punto mefistofélico. Lástima que no se le haya visto el pelo más allá de ésta propuesta.




Hay algunos detalles por ahí que merecen ser destacados, el más llamativo es algo que se ve en la puerta del apartamento del prota. Nada más y nada menos que… esto.



Puede que sea casualidad… o puede que nuestro Chris sea realmente un genio del copón y lo tuviera ya todo planeado, nunca se sabe…

Pero ahí no termina la cosa. El malo se llama igual que el personaje de Di Caprio en Origen. Y en el cartel hay algo que incluso se asemeja sospechosamente al famoso meme de éste caminando… VRRRRRM

La puesta en escena no destaca demasiado. Todo el peso de la película recae en los diálogos, y el estilo es de cámara al hombro, sin que parezca haber mucha preocupación por el encuadre. En definitiva, se puede decir que la película combina algunas de las características habituales del cine independiente con la incipiente personalidad del director, y que en todo caso merece la pena echarle un vistazo. Con aciertos y resbalones, Following es el trabajo de un colegial que quiere ser el primero de la clase.



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