Lo mejor, lo peor y MEH por Serdna


El 2019 ha sido sin duda un año de finales. El año en que la presente década se aproxima a su fin, ha sido también el año en que hemos visto el final de una serie que ha hecho historia, como es Juego de tronos, así como la conclusión del gran arco principal del Universo Cinematográfico Marvel con Vengadores: Endgame, de la trilogía superheroica de Shyamalan o de la tercera trilogía de la saga Star Wars con El ascenso de Skywalker. Y dejando a un lado estos grandes eventos, también ha sido un año de regresos muy esperados con cintas de Tarantino, Scorsese o Almodóvar. Y en general, el nivel de calidad ha sido bastante alto, como se puede ver en las nominaciones para la próxima gala de los Oscar, con títulos bastante interesantes, de películas estrenadas tanto a lo largo del 2019, como a lo largo de estos primeros meses de 2020, que tendremos ocasión de repasar el año próximo.


LO MEJOR 

Entre lo mejor del año, ha habido un poco de todo. Hemos tenido los nuevos trabajos de grandes maestros como Quentin Tarantino y Martin Scorsese, con Érase una vez en Hollywood y El irlandés, dos películas de duración desmesurada y sabor clásico, que en ambos casos son un homenaje al cine que estos dos directos mejor saben hacer y aman. Y en ambos casos, se trata también de historias crepusculares, sobre personajes acabados cuyos mundos desaparecen, ya sea un actor de seriales del Hollywood clásico en horas bajas, o un viejo sicario de la mafia. 

Por otra parte, tenemos también los nuevos trabajos de dos directores con trayectorias bastante interesantes y que los terminan de consagrar, como es el caso de Parásitos, de Bong Joon-ho y Puñales por la espalda de Rian Johnson. Dos comedias negrísimas con marcada crítica social, con guiones muy ingeniosos y grandes interpretaciones. 

Por último, una de las sorpresas de 2019 ha sido la china Largo viaje hacia la noche, un inquietante thriller, dividido en dos partes claramente diferenciadas, con un hipnótico plano secuencia final que sin duda la hace merecedora de estar entre lo más destacado del año. 


LO BUENO 

El año se inició con las películas de temporada Oscar, que en esta ocasión fue bastante flojo. Entre las más destacadas estuvieron El vicio del poder y La favorita, dos disparatadas sátiras sobre el poder. También tuvimos ocasión de ver como Shyamalan cerraba su peculiar trilogía superheroica con Glass, un más que digno final a uno de los más extraños y personales proyectos del subgénero de superhéroes. Y si hablamos de finales, es inevitable referirse a uno de los acontecimientos del año, el estreno de Vengadores: Endgame, la esperada culminación de una década y de una veintena de películas, que es tan excesiva y autorreferencial como cabía esperar. Resulta satisfactoria en general, aunque siempre nos quedará la duda de cómo hubiera terminado esta saga de haber seguido Joss Whedon al frente. 

Entre los trabajos de corte más autoral, tenemos la extraña e inquietante High life, con un Robert Pattinson que cada día puede presumir de una trayectoria más interesante. La loquísima y desquiciante La casa de Jack. El oscuro y tristísimo western Los hermanos Sisters. La maravilla animada Ruben Brandt: Collector. O la francesa Retrato de una mujer en llamas, una fría historia sobre el recuerdo.

En el caso del cine español, destaca especialmente O que arde, rodada con actores no profesionales y en entornos naturales, sorprende por la espectacularidad de sus imágenes y la espontaneidad de los personajes. También hemos tenido el regreso de directores consagrados como Almodóvar con su personal autorretrato Dolor y gloria, Amenábar con Mientras dure la guerra, un interesante acercamiento a los últimos meses de Unamuno que sabiamente evita caer en reduccionismos ante una figura tan compleja como la del escritor bilbaíno, o Garci con El crack cero, un inesperado regreso a uno de sus mejores personajes, que aunque cambia de intérprete, resulta igual de triste y oscuro. Aunque una de las películas más interesantes del año ha sido La trinchera infinita, sí, otro drama ambientado en la posguerra, pero inesperadamente complejo, angustioso y trepidante. 

Entre los estrenos más comerciales, muy divertidas han sido Spider-Man: Lejos de casa, Infierno bajo el agua, Fast and Furious: Hobbs y Shaw o Doctor Sueño. Además de la nueva versión de Mujercitas, de duración algo excesiva, pero con grandes interpretaciones. Aunque sin duda, otro de los dramas que más ha destacado por la fuerza de sus actores ha sido Historia de un matrimonio. 

Mención aparte merece Cuando fuimos brujas, una inquietante cinta islandesa casi desconocida, de 1991, que se ha reestrenado este año remasterizada y que luce un blanco y negro impresionante. 

LO MEH 

Siempre es difícil y un poco injusto hablar de las películas que se quedan en un término medio entre lo bueno y lo malo. Por un lado tenemos cintas que prometían mucho pero que acabaron decepcionándonos, y por otro, películas con poca personalidad, que sin estar mal, resultan poco memorables. Entre las primeras pondría Joker. Sí, puede parecer una provocación situar esta película, que para muchos ha sido de lo mejor del año y que ha cosechado tantos premios, entre lo más irregular del año. Creo que tiene algunas virtudes muy evidentes, por supuesto la interpretación de Joaquin Phoenix, y también su valentía al centrar la historia en un villano de cómic sin intentar endulzarlo (como se hizo en Venom), y además usando una estética y un tono tan alejado del que habitualmente se utiliza para las historias de superhéroes y prescindiendo por completo de secuencias de acción. Su éxito sin duda abrirá puertas al género que serán muy interesantes de explorar. Sin embargo, la caracterización de Phoenix es demasiado similar a la de Heath Ledger y tanto la estética como la historia recuerda demasiado a Taxi Driver o El rey de la comedia. Creo que su excesiva dependencia dependencia de unos referentes tan concretos acaba quitándole personalidad propia a la película. 

Otras películas que parecían potencialmente muy interesantes por la trayectoria de sus directores fueron Atardecer, Ad Astra o Midsommar. Las tres son películas con aspectos interesantes, pero inferiores a lo que sus creadores nos habían ofrecido previamente. 

La primera película del MCU este pasado año fue Capitana Marvel, una cinta de orígenes poco habitual y llena de giros inesperados, pero lastrada por un aspecto visual bastante soso y pobretón, lo que acaba perjudicándola. 

En un año en que las terapias de reconversión han dado tristemente mucho que hablar en España, se ha estrenado La (des)educación de Cameron Post, una cinta interesante y con buenas intenciones, pero que resulta poco memorable. El mismo defecto podría decirse de podría decirse de otros títulos de muy diversos géneros como La espía roja, Pokémon: Detective Pikachu, La viuda, El hijo, Tolkien, cinta de lo más impersonal, que no le hace justicia al genial escritor británico; Día de lluvia en Nueva York, divertidísima, pero entre lo más discreto de Allen; o Rambo: Last blood, desenfrenadamente violenta y muy disfrutable, pero claramente inferior a su estupenda predecesora. 

LO MALO 

Entre lo peor del año encontramos principalmente millonarios blockbusters como Shazam, X-Men: Fénix Oscura, Godzilla: Rey de los monstruos o IT: Capítulo 2. La primera, supone un nuevo tropiezo del universo DC, después de las prometedoras Wonder Woman o Aquaman. Sin llegar a las simas de aberración de Escuadrón Suicida, Batman v. Superman o Liga de la justicia, sí se trata de una película desmesuradamente larga y de tono indefinido. X-Men: Fénix Oscura supone un triste punto y final a una saga que dio algunas de las mejores películas del género, y que termina con más pena que gloria. Godzilla: Rey de los monstruos es una decepcionante continuación de su predecesora, la estupenda cinta de Gareth Edwards; y en cuanto a IT: Capítulo 2, resulta totalmente redundante y pone en evidencia lo innecesario que ha sido dividir esta adaptación en dos. 

También en esta categoría situaría Serenity, aunque en este caso resulta divertida de lo puro absurdo de la propuesta, o Star Wars: El ascenso de Skywalker, la infumable conclusión de una tercera trilogía que jamás debió existir. 

LO PEOR 

Entre lo peor de lo peor de lo peor, este año se ha estrenado en Netflix The King. Una extraña película que ya de entrada no queda muy claro qué pretende ser. Una reelaboración, no se sabe muy bien por qué, de las dos partes de Enrique IV y de Enrique V, de Shakespeare. Sin embargo, no se trata ni mucho menos de una adaptación, pues prescinde por completo del texto del Bardo de Avon, ni tan siquiera es un resumen en prosa, pues cambia significativamente partes esenciales de esas obras, alterando la personalidad y el destino de personajes tan clásicos como Falstaff, y ni mucho menos aún puede considerarse una cinta histórica, pues pese a lo muchísimo que se aleja de las obras shakespearianas, más aún se aleja de los hechos históricos. Por tanto, no queda nada claro qué pretendían exactamente los responsables de esta cinta. Si a eso le sumamos a un Thimothée Chalamet a quien, a pesar de su prometedora trayectoria, el papel de Enrique V todavía le queda grandísimo, y un Robert Pattinson pasadísimo de vueltas, que no parece tomarse nada en serio la película y cae por completo en la parodia, así como un tratamiento totalmente maniqueo de los personajes y un diseño de producción que bebe sin absolutamente ningún disimulo de Juego de Tronos, nos encontramos, sin ninguna duda, ante un buen señor mojón. 
Sí, hay una escena en la que Robert Pattinson, el Delfín de Francia, imita un pene con su dedo pulgar.

Y otro de los peores estrenos de este año ha sido la nueva versión de Hellboy, indigna película que nos hace echar de menos a Guillermo del Toro. Pésimamente narrada, cutre, barata y tediosa. Su fracaso en taquilla no es difícil de entender. 

CONCLUSIÓN 

Como decíamos al principio, haciendo balance, el 2019 podría decirse que cinematográficamente, ha sido un buen año, e han estrenado películas de grandes directores y ha habido sorpresas muy gratas a nivel tanto nacional como internacional. Aunque también grandes fracasos de crítica y público, como las ya mencionadas Hellboy o X-Men: Fénix Oscura, así como otras pelis que (por suerte), me he perdido como MiB: Internacional o Los Ángeles de Charlie. Todas ellas son blockbusters carísimos, lo cual resulta inquietante al poner en evidencia lo perdida que está la industria más allá de una o dos sagas de éxito seguro. 

Este 2020 que ya se ha iniciado, por ahora nos ha dejado algunos estrenos interesantes, pero parece que lo mejor todavía está por llegar. Este año se estrenarán películas de directores como Edgar Wright o Wes Anderson, tendremos nueva entrega de la saga Bond y, sobre todo, se estrenará la esperada adaptación de Dune que prepara el director Denis Villeneuve. Dentro del género de superhéroes, parece que va a ser un año sin grandes eventos, aunque si por algo se caracterizará el 2020 dentro de ese género, será por la enorme presencia femenina, con estrenos como Aves de presa, Viuda negra o Wonder Woman: 1984. Y si a las tres anteriores, sumamos Eternos, llama la atención descubrir que todos los estrenos de Marvel Studios y DC de este año estarán dirigidos por mujeres. Se nota ya la huella del inesperado éxito de Wonder Woman en 2017 o Capitana Marvel este año pasado. 

Y hasta aquí el 2019. ¡Esperemos que el 2020 sea aún mejor!


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