País: Canadá
Actores: Rachel Mwanza, Alain Lino Mic Eli Bastien, Serge Kanyinda, Mizinga Mwinga, Ralph Prosper, Jean Kabuya, Jupiter Bokondji, Starlette Mathata, Alex Herabo, Dole Malalou, Karim Bamaraki, Sephora Françoise, Jonathan Kombe, Marie Dilou, Gauna Gau
Año: 2012
Duración: 90’
Crítico: Mary
Actores: Rachel Mwanza, Alain Lino Mic Eli Bastien, Serge Kanyinda, Mizinga Mwinga, Ralph Prosper, Jean Kabuya, Jupiter Bokondji, Starlette Mathata, Alex Herabo, Dole Malalou, Karim Bamaraki, Sephora Françoise, Jonathan Kombe, Marie Dilou, Gauna Gau
Año: 2012
Duración: 90’
Crítico: Mary
Puntuación:
Komona, una niña de doce años, vive en una aldea del África subsahariana con sus padres, hasta que es raptada por el ejército rebelde y la convierten en niña soldado.
Kim Nguyen trae otra realidad que padece África. Más allá de la hambruna, del sida, de la malaria, de la ablación, del tráfico de diamantes o de la corrupción, se une otro mal que es el que cuenta esta obra maestra: el de los niños que son separados vilmente de sus familias para combatir en una guerra que ni siquiera es apta para mayores.
Su película, una coproducción canadiense y africana, cuenta la vida de la protagonista de los 12 a los 15 años, pero hilvanada con anécdotas que plasman los ritos y creencias africanos. Porque dogmas en este continente hay muchos, como el que creen los jefes del ejército, que debido a la capacidad que tiene la chiquilla para salvarse en los combates es nombrada “Bruja de la guerra”.
Rachel Mwanza (que antes del filme vivía en la calle) interpreta a esta niña magistralmente, y su trabajo ha sido reconocido con galardones como el Oso de Plata en el Festival de Berlín.
Merece mención aparte la forma de contar las experiencias de Komona cuando bebe –obligada por sus superiores- la sabia mágica para entrar en combate. El espectador es testigo de una metáfora apabullante que muestra los miedos mediante la evasión forzada de ese horror de mundo que le ha tocado vivir. Mago, un chico albino también reclutado, será su única esperanza para encontrar algo de afecto y amor.
Es increíble esa magia del séptimo arte, en la que se puede contar algo tan inhumano pero con una narrativa tan sensible y tan lírica. Y todo narrado por este personaje, un ejemplo a seguir y que pese a que ser ficticio, está inspirado en muchas Komonas anónimas de África. En demasiadas, desgraciadamente.
Todas las críticas que ha recibido han sido de elogio y la han tildado de lo que es: una obra maestra en toda regla y que nos hace abrir los ojos ante una realidad que vive el continente vecino en la que a veces no se quiere ahondar. Y es que no solamente la cinta trata este horror. “Rebelle” -o “War Witch”- toca otras infamias: La forma inocente de explicar cómo trabajan los hombres explotados las minas de coltán es una ironía muy acertada, mientras que también hay una mirada solidaria hacia los albinos, una enfermedad que acarrea muchas supersticiones en África.
El cine no es solamente entretenimiento: es también un arma de denuncia social, como es este caso. En los últimos años ha habido otros testimonios sobre otros padecimientos provenientes de África, como “Diamante de sangre”, de Edward Zwick. Sin duda el largometraje fue único en otorgar dosis de injusticia al público. “Rebelle” ha seguido la misma senda y se ha adentrado en primera persona.
Haneke se quedó merecidamente el Óscar en la pasada edición, pero si hubiera habido algún cambio en el palmarés de 2013, la candidata canadiense se habría tenido que llevar la estatuilla.
Esta es una representación de los repudiados del mundo actual. Un problema que no existe si no hay ojos que lo vean. Un grito de socorro. Un toque de atención para todos. Todo eso es “Rebelde”: Árida, inolvidable y desgarradora.
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